Lo que no podemos hacer ahora es ignorar nuestro pasado, pues es
él el que marca la pauta a seguir a los pueblos con historia.
Con esta frase terminaba y resumía Jon su conferencia y trabajo sobre la
influencia Navarra en los trabajos de William Shakespeare. Dicha influencia,
concentrada en la máxima “Navarra será el asombro del mundo” recogida por el
poeta inglés en Trabajos de amor perdidos, resumía a la perfección para Jon el
devenir histórico del reino de Navarra. Una mezcla de Orgullo por una gran historia,
pero el dolor de lo que no fue.
Jon Oria dedicó su vida, personal y profesional, a la
investigación de la historia Navarra, historia que como se desprende de su
trabajo le apasionaba. Trató de sacar de la oscuridad siglos de acontecimientos
para que, como he mencionado antes, fuese el conocimiento el que guiara la
pauta a seguir por la sociedad. Una virtud tremendamente humanista, como lo fue
su trabajo.
Desgraciadamente la versión oficial de la historia navarra que
hasta tiempos recientes ha imperado, no acompañaba la verdad de sus trabajos. Y
es en buena medida razón fundamental para que gran parte de los estellicas no
sepan de este ilustre historiador.
Licenciado por la Universidad de Nottingham en 1973, Postgraduado
en Cambridge, y doctorado en Londres con la tesis “misticismo en la obra de
Margarita de Navarra”. Hombre políglota hablaba inglés, alemán, francés,
italiano y griego, además de un profuso conocimiento del latín. Con extensos y
variados trabajos publicados en estos idiomas sobre filosofía, historia,
escultura, arte… Y sin embargo su no alineamiento con las tesis históricas
oficiales hicieron que su vida y obra pasase desapercibida para el gran público
navarro. Incomprensible.
En
esta, su ciudad, apenas un acto de reconocimiento. Un pequeño homenaje a su
fallecimiento. Como tristemente dice la frase, nadie es profeta en su tierra,
menos aun si su trabajo dilucida verdades incómodas. Aunque siempre hay
esperanza, en el programa de Fiestas de Estella de 1986 el escritor estellés
José Torrecilla le dedicaba un artículo de reconocimiento a su trayectoria
intelectual y académica, tratando que fuese conocido y reconocido en su ciudad.
Pocos sabrán que la Biblioteca de Estella-Lizarra cuenta con
varias recopilaciones de su trabajo académico y libros donados por el propio
Jon, por propio amor desinteresado a su querida Lizarra. También donó a la
Biblioteca, a la ciudad, una escultura. la denominada “lectora” para que como
él mismo señalaba en la carta de ofrecimiento de la misma ayudase a los jóvenes
estudiantes a la investigación y al estudio.
La respuesta municipal tuvo que llegar por parte de los empleados
de la biblioteca, no de ningún responsable político. La misma, tras agradecerle
su donación, termina así “en conclusión, armados de una generosa dosis de
paciencia, sin conceder resquicios al desánimo, conseguiremos que la biblioteca
se enriquezca con tu colaboración”
Así pues armados de generosas dosis de paciencia, y sin conceder
resquicios al desánimo, desde Irujo Etxea trataremos que con este humilde
reconocimiento el conocimiento de su figura se extienda por Estella-Lizarra y
sea ejemplo y pauta a seguir para un pueblo con historia.
Eskerrik asko.
Pablo
Ezkurra
Irujo Etxearen Bazkidea
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