Año 2007 URTEA Premio Manuel Irujo

martes, 9 de febrero de 2021

2021 Manuel Irujori emandako agurra

 

 

1981, TRISTE AÑO NUEVO EN LIZARRA

 

     Mientras en la calle miles de personas recibían a ritmo de turrón y confetis la llegada del nuevo año 1981, la vida de Manuel de Irujo se fue apagando lentamente en la habitación 110 del Hospital de Navarra. Aquellas navidades tuvieron un sabor más agrio que dulce para los nacionalistas vascos.

     El “león navarro”, gladiador de mil y una batallas a lo largo de su dilatada vida política, no pudo reponerse de la trombosis cerebral que le sobrevino el 13 de agosto de 1980 y al posterior edema pulmonar que agravó su situación de forma irreversible a finales de ése mismo año.

    A las 4 de la madrugada del 1 de enero su hija Mirentxu, su nieta Mirentxiki y su sobrino Jose Mari Gerendiain (que no se separaron un momento de la cama hospitalaria), dieron cuenta del fatal desenlace. No por esperada, ya que su estado era crítico hacía semanas, la noticia de la muerte de Don Manuel causó un profundo impacto en todo Euskal Herria

                

     Las muestras de dolor se prodigaron con el alba de Año Nuevo. A las 11 de la mañana el féretro con sus restos mortales, cubierto por la ikurriña, fue sacado a hombros del Hospital de Navarra por varios militantes nacionalistas en presencia de destacados miembros del Gobierno vasco y el Parlamento Foral. En la puerta del centro hospitalario sonó un emotivo Agur Jaunak interpretado por varios txistularis y la comitiva fúnebre enfiló por el puerto de El Perdón y Garés camino de su querida Lizarra. 

 

 
Capilla ardiente de Lizarra instalada en la casa nativa de los Irujo

     A mediodía la capilla ardiente quedó instalada en la casa natal de los Irujo, en el número 48 de la Plaza de Santiago, tras una misa corpore insepulto oficiada por el sacerdote jesuíta Valentín Arteta. Junto al féretro se colocaron las banderas de Lizarra, Navarra y la ikurriña, una imagen del Aingeru de Aralar, y los retratos de su padre (Daniel Irujo Urra, abogado defensor de Sabino Arana durante su reclusión) y su abuelo Eusebio Ollo Miranda (farmacéutico, toda una institución en la Ciudad del Ega).

 

 

     El sábado 3 de enero, Lizarra fue punto de encuentro para miles de abertzales llegados desde todos los rincones de Euskal Herria. La Policia Foral llegó a contabilizar más de centenar de autobuses y cientos de vehículos particulares.

     Poco antes de mediodía el ataúd con los restos mortales del ilustre nacionalista fue sacado a hombros por dos de sus nietos (Mikel y Manu) y varios miembros de la Junta Municipal de EAJ/PNV de Lizarra.  La parroquia se quedó pequeña y miles de personas tuvieron que seguir desde el exterior la misa-funeral que presidió el párroco Esteban Irigoyen, junto al escolapio Xabier Ortigosa y Alberto Onaindia (fiel colaborador siempre de Don Manuel en su destierro europeo de Londres y París).

Terminado el oficio religioso, el féretro, cubierto en este caso por la bandera de Lizarra/Estella, fue recibido a la salida de la iglesia con interminables aplausos y gritos reivindicativos: “Nafarroa, Euskadi da!” o “Gora Euskadi askatuta!”.

 

Su hija Mirentxu despide a su aita en Lizarra

   Una veintena de txistularis volvió a entonar el Agur Jaunak y acompañó el traslado del féretro por el Paseo de la Inmaculada hasta el portal de San Agustín. Desde allá viajó finalmente en un furgón funerario al cementerio estellés. Su hija Mirenxu, hermanos (Pello Mari y Josefina), sobrinos, nietos y la amplísima representación de la familia nacionalista que se dio cita en la Ciudad del Ega se despidieron del viejo luchador por las libertades. En el panteón familiar, la tierra llegada desde los diferentes territorios vascos se depositó suavemente sobre el féretro. También lo hizo la enviada por su hermano Andrés desde Argentina (en representación de toda la diáspora vasca que padeció la represión franquista).


Satur Leoz



No hay comentarios:

Publicar un comentario