Iñaki Anasagasti
Don Manuel Irujo era un crack de la escritura. Se puede reconstruir su
biografía política con datos muy precisos siguiendo las miles de cartas que
escribió. No solamente era un gran orador, sino también un gran escritor, un
gran abogado, un gran parlamentario, un gran ministro y un gran exiliado que
hizo siempre honor a sus principios humanos y democráticos.
Aquella generación actuante era culta. Leía y escribía. No eran políticos ágrafos
que cometían faltas de ortografía como la actual. Eran gentes movidas por algo
tan sencillo como saber que una representación popular exige dar cuentas de
forma continua de lo que se hace. Y eso lo hacía Don Manuel a todas
horas. Desde felicitar cumpleaños a redactar esquelas, desde hacer informes
a escribir charlas para las radios, desde colaborar en
revistas republicanas y nacionalistas a contactar a todas horas con sus
contemporáneos. Su labor en este sentido es grandiosa.
Conferencia de Don Manuel En Euzko Etxea de Londres
Siempre pienso que políticos de esa talla hoy no existen
porque basaban su actividad en la entrega y en las ideas claras. Si Don Manuel
hubiera vivido hoy y lógicamente hubiera contado con ordenadores, facebook,
twitter, redes sociales, blogs, y la cibernética a tope se hubiera comido
el mundo. Sin todos estos elementos ya se lo comió en su tiempo , y hoy en día
nos hubiera dado mil lecciones todos los días. Su enseñanza hubiera sido vital
para saber, en primer lugar, lo que en verdad es un político de los pies a la
cabeza y, en segundo, que la política es comunicación y dar explicaciones. Echo
en falta la entrega de aquel Don Manuel.
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