Sucedió un
4 de Octubre de 2002. Anochecía en el cerco.
El silencio de la noche iba acallando los acontecimientos de un día
intenso. Las calles de Artaxona habían sido testigo de la despedida que el
pueblo vasco había dispensado a su hijo predilecto. Era ya noche cerrada. El cierzo soplaba con
más fuerza aquella noche, llevando a todos los rincones de Euskalerria la noticia de la muerte de Jimeno Jurío. Del Adur al Ebro, de los montes de Cantabria
a las llanuras de Lerida, los protagonistas de nuestra historia olvidada recobraron vida, queriendo recordar acontecimientos y pasajes
que no podemos ignorar para entender
nuestra realidad.
En
el collado de Ibañeta, los vascones que derrotaron la retaguardia del ejército
Carlomagno, lanzaron un fuerte irrintzi
que alertó a los agramonteses que
lucharon contra los ejércitos invasores de Castilla y
Aragón. Son los patriotas que en
Velate, Burgui, Noain y, finalmente en Amayur, vertieron su sangre en defensa de la independencia del Estado de
Nabarra. La Nabarra
conquistada, despojada de sus derechos de reino, te recordó también aquella
noche y miró hacia el cerco que tembló, cuando se escucharon en toda la
geografía del viejo reino unos fuertes temblores. Era el estruendo de los castillos y murallas
que estaban siendo derruidas para impedir cualquier nuevo intento de
sublevación.
Un silencio
profundo y lágrimas de impotencia en los rostros fue la respuesta de
unos hombres y mujeres que
agradecieron a Jimeno Jurio su esfuerzo
por recordar que el euskara era la lengua de los navarros. De pueblo a pueblo, de mercado a mercado, de
norte a sur, las gentes de Nabarra hablaron Euskara. Por unos momentos y ante la mirada atónita de los invasores que
se sentían extranjeros, el euskara se había convertido en la lengua oficial de
un pueblo, Una oficialidad que quedó para siempre escrita en los nombres
de las calles, montes y lugares que nos hablaban de nuestra identidad.
Virreyes y nobles castellanos, anteponiendo
los intereses de los Austrias a
los del Reino, llevaron adelante un amplio plan de colonización que iba minando
nuestra identidad. A comienzos del
XVIII, con la venida de los Borbones y la ratificación de
los fueros vivimos tiempos de esperanza en toda Euskalerria. Esperanza que pronto se desvaneció, pues el
acoso del centralismo de Madrid era cada vez mayor. Las carlistadas fueron
otro intento más por mantener nuestras cotas de autonomía. Sin embargo, acabada la primera guerra carlista, los navarros, empobrecidos y derrotados, negociamos a la baja,
renunciando a nuestras cortes, fueros,
utilización de moneda propia y el
privilegio de exención de ir a filas. Firmamos la famosa “Ley
Paccionada” que nos convirtió en provincia. Tras la segunda guerra carlista, en el 1876,
nuestras provincias hermanas corrieron la misma suerte con la abolición de sus fueros. En aquellos momentos de tristeza e impotencia
comprendimos que era impensable mantener
la estructura foral dentro del marco constitucional.
Solo nos quedaba
el euskara para mantener nuestra identidad. Otro idealista como tú, Arturo
Campión, con el lema “mi patria es mi lengua”, trabajó por aglutinar en torno a
la lengua los sentimientos del pueblo
vasco. “El zazpirak bat”, frase acuñada
en Iruña, era una llamada a la
unidad. Las cuatro diputaciones aunaron
esfuerzos por crear instituciones y proyectos que mantuvieran vivos el
euskara y nuestra cultura. Y quizás José
Mari nuestra situación sería hoy muy distinta, si los representantes de
los municipios navarros hubiesen
mantenido su voto de adhesión al
Estatuto.
Sin embargo los
sucesos del 36 cambiaron el ritmo de nuestra historia,
aumentando y sembrando el
odio entre las gentes de
Euskalerria. Llegaron tiempos de
amnesia y olvido en los que se intentó falsear nuestros orígenes y señas de
identidad. Gracias Jimeno Jurio por tus trabajos de
investigación que nos ha devuelto la memoria histórica y las ganas de recuperar
nuestros orígenes.
Amanece en el Cerco. Los titulares
de los periódicos de este 5 de octubre de 2002 siguen hablando del legado que nos ha dejado este ilustre artajonés, que
se ha convertido en punto de referencia para todos los que buscamos nuestra
identidad perdida. La utopía por la que tanto trabajaste está hoy mucho más
cerca.
Historian zehar
Euskalerriko zelaietan gatazka handiak egon dira. Baina herri honek
dituen arazoak zaharregiak dira.
Agramontesen eta karlisten
ahaleginek edo hainbat nafartarrek
eginiko lanek oraindik bizirik irauten dute. Izkutatu egin dizkiguten sustraietan errotzen ari
gara, gure nortasuna eratuz. Amesten dugun utopia egia bihurtzen ari dela erakutsi digu
gure Jose Marik. Danok batera XXI
mendean euskaldunen historia idazten jarraitzen badugu, egoera kaxkar honi buelta eman diezaiokegu.
Agur t´erdi José Mari.
Koldo Viñuales Galé
(2002)
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