Año 2007 URTEA Premio Manuel Irujo

domingo, 24 de febrero de 2013

2004 Mi amigo Goyo Monreal




Texto: Pedro Miguel Etxenike


Resulta imposible en unas pocas líneas resumir una vida de poliédrica excelencia, en pensamiento y en hechos. Goio Monreal es un sobresaliente investigador al que todos admiramos y una espléndida persona a quien muchos queremos.
La labor institucional del profesor Monreal es de tal amplitud y magnitud que a veces no deja ver la profunda excelencia de sus contribuciones como investigador. Intentaré por ello concentrarme en esta última faceta del Profesor Monreal, sin por ello dejar de resaltar que la labor institucional de Goio Monreal realizado con espléndida profesionalidad y gran generosidad ha dejado una huella de buen hacer, en todas las instituciones a las que ha contribuido: Rector de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, Senado Español, Departamento de Educación del Gobierno Vasco, Sociedad de Estudios Vascos sin olvidar la presidencia de un partido político como ESEI.
A su labor como senador vasco me referiré al final de estas líneas por su íntima conexión con su faceta de historiador. Como Rector de la UPV/EHU impulsó una visión internacional que acompañada de una arquitectura institucional adecuada ha sido decisiva para facilitar su evolución hacia una Universidad de calidad internacional contrastada. Supo mantener la misión de Eusko Ikaskuntza articulando con eficiencia la labor de la sociedad de estudios vascos a un entorno institucional docente e investigador muy diferente al que existía en su fundación. Su paso por el departamento de Educación del Gobierno Vasco mantiene y mejora la apuesta de nuestro País por el conocimiento en general y por la Ciencia y Tecnología en particular. De ESEI poco puedo decir excepto que siempre admiré el entusiasmo y la calidad humana de sus militantes. Su labor en la Universidad Pública de Navarra convierte a esta institución en el centro de excelencia en el estudio de las Instituciones Vascas.
La sobresaliente aportación científica del Dr. Monreal se centra fundamentalmente en tres grandes ámbitos de estudio, a saber, en el análisis de las instituciones públicas históricas de Bizkaia y Navarra, en la recuperación del pensamiento político tradicional y en su visión de la crisis de la foralidad y de los derechos históricos vascos.
Las instituciones históricas del Señorío de Bizkaia fueron objeto de su tesis doctoral que podemos calificar de clásica, ya que su aportación fue clave para el desarrollo posterior de la historiografía jurídico pública en este campo. Los estudios de Derecho público vizcaíno con los que inició su carrera investigadora tuvieron continuación en numerosas publicaciones posteriores. Una de sus aportaciones más notables en este ámbito ha sido la edición crítica del Fuero Viejo de Bizkaia (1452), traducido al inglés por William A. Douglass y Linda White. Posteriormente, se ha interesado por el rico legado del Derecho histórico navarro. El fruto de este intenso trabajo de los últimos años ha madurado en dos extensos volúmenes publicados junto con el profesor Roldán Jimeno, que recogen los textos histórico-jurídicos del Reyno de Navarra desde el Medievo hasta la Edad Moderna. Se trata de una obra que por su valor de compilación y análisis de las instituciones públicas históricas carece de precedente en el resto de los Reinos que integraron la Monarquía de España.
La síntesis de historia institucional consagra al Dr. Monreal como el maestro y gran historiador de las instituciones político-administrativas vascas, sobre las que no duda en reparar y en poner de relieve, siempre que la ocasión lo permite, el alcance y la originalidad del derecho histórico vasco. En este sentido, puede afirmarse que Gregorio Monreal ha realizado una labor sin parangón en la recuperación de las instituciones históricas vascas; labor que permite interpretar el estado y la evolución de dichas instituciones en el presente.
Una de las preocupaciones más sentidas del profesor Monreal ha sido y es la aproximación científica rigurosa al pensamiento político tradicional. Desde el año 1980 en el que publica los primeros estudios sobre el pensamiento vasco del siglo XVI, se ha centrado en el estudio de la visión de la foralidad de insignes intelectuales como el jesuita P. Manuel de Larramendi, Fidel de Sagarminaga, del riojano Juan Antonio de Llorente, obra la de este último tanto ha condicionado la producción científica y la acción política posterior en detrimento de la foralidad vasca. Más recientemente ha dedicado su atención al estudio de la obra del gran vascólogo franco-irlandés Antoine d´Abbadie. Resta por ver la luz una obra de síntesis sobre sus principales hallazgos en torno al desarrollo y a los rasgos más sobresalientes del pensamiento político histórico vasco de los últimos cuatro siglos.
Los estudios sobre la crisis de la foralidad, sus antecedentes y los derechos históricos vascos constituyen el tercer gran bloque de estudio al que ha dedicado muchas páginas el historiador navarro. El interés que despierta en su obra esta etapa histórica se explica probablemente desde su propia experiencia política que le requirió comprender a fondo el problema de los derechos históricos y su incidencia en la elaboración de la Constitución de 1978 a la que contribuyó como Senador por el Frente Autonómico, reforzando desde su extraordinario bagaje intelectual el enfoque historicista que adoptó la posición mayoritaria vasca en las Cortes constituyentes en relación a la cuestión del pacto con la Corona y a la reivindicación de los derechos históricos vascos. Cabe destacar en esta línea de estudio obras centrales dedicadas a la libertad de comercio en Gipuzkoa y a la crisis de las instituciones forales públicas vascas a partir de finales del siglo XVIII. En relación a los derechos históricos vasco-navarros destacan por su importancia las obras dedicadas al Concierto y Convenio económicos.
Otras cuestiones nucleares en su bibliografía son el régimen histórico del euskara y la cultura vasca a las que ha dedicado brillantes páginas de síntesis.
Cabe concluir sin miedo a equivocarse que la guía que ha conducido la extensa obra del profesor Monreal, la musa que ha inspirado sus largas horas de estudio, ha sido sin duda su amor al País, a Vasconia, como el gusta llamarla. Amor a la cultura, a la lengua y a las instituciones públicas vascas que en ningún momento le ha llevado a visiones románticas o parciales de los hechos históricos o del valor de las instituciones que analiza. La aportación científica rigurosa del profesor Monreal a la historia institucional del País, como parte de su acervo cultural, y que sirve de inspiración a la acción política contemporánea, lo sitúa en el más alto lugar en el elenco de historiadores vascos. Su nombre se suma, así, merecidamente a la lista de grandes juristas e historiadores merindanos como son los Lacarra y los Irujo.
Goio Monreal es un ejemplo espléndido de la clase de persona que admiro, un gran especialista, con una amplia perspectiva y profundos conocimientos tanto en su campo como fuera de él; un hombre entrenado en derecho y en historia pero cuya cabeza y corazón disfruta con el triunfo de la racionalidad humana, con los valores de la ilustración, con la historia en general y la de la ciencia moderna en particular, con la belleza de la naturaleza. Una persona que representa lo mejor de nuestra sociedad, abierto al mundo sin olvidar sus raíces. Hay muy pocas personas que han sido referentes en mi vida. A las que acudo o he acudido buscando consejo, ayuda, guía y consuelo en momentos difíciles. Goio Monreal es una de ellas. Saber que me considera su amigo, me lo ha demostrado con hechos repetidamente, me llena de agradecimiento, orgullo y alegría.

Pedro Miguel Etxenike
26 de marzo de 2013

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