Texto: Pedro Miguel Etxenike
Resulta imposible en unas pocas
líneas resumir una vida de poliédrica excelencia, en pensamiento y en hechos.
Goio Monreal es un sobresaliente investigador al que todos admiramos y una
espléndida persona a quien muchos queremos.
La labor institucional del
profesor Monreal es de tal amplitud y magnitud que a veces no deja ver la
profunda excelencia de sus contribuciones como investigador. Intentaré por ello
concentrarme en esta última faceta del Profesor Monreal, sin por ello dejar de
resaltar que la labor institucional de Goio Monreal realizado con espléndida
profesionalidad y gran generosidad ha dejado una huella de buen hacer, en todas
las instituciones a las que ha contribuido: Rector de la Universidad del País
Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, Senado Español, Departamento de Educación
del Gobierno Vasco, Sociedad de Estudios Vascos sin olvidar la presidencia de
un partido político como ESEI.
A su labor como senador vasco me
referiré al final de estas líneas por su íntima conexión con su faceta de historiador.
Como Rector de la UPV/EHU impulsó una visión internacional que acompañada de
una arquitectura institucional adecuada ha sido decisiva para facilitar su
evolución hacia una Universidad de calidad internacional contrastada. Supo
mantener la misión de Eusko Ikaskuntza articulando con eficiencia la labor de
la sociedad de estudios vascos a un entorno institucional docente e
investigador muy diferente al que existía en su fundación. Su paso por el
departamento de Educación del Gobierno Vasco mantiene y mejora la apuesta de
nuestro País por el conocimiento en general y por la Ciencia y Tecnología en
particular. De ESEI poco puedo decir excepto que siempre admiré el entusiasmo y
la calidad humana de sus militantes. Su labor en la Universidad Pública de Navarra
convierte a esta institución en el centro de excelencia en el estudio de las
Instituciones Vascas.
La sobresaliente aportación
científica del Dr. Monreal se centra fundamentalmente en tres grandes ámbitos
de estudio, a saber, en el análisis de las instituciones públicas históricas de
Bizkaia y Navarra, en la recuperación del pensamiento político tradicional y en
su visión de la crisis de la foralidad y de los derechos históricos vascos.
Las instituciones históricas del
Señorío de Bizkaia fueron objeto de su tesis doctoral que podemos calificar de
clásica, ya que su aportación fue clave para el desarrollo posterior de la
historiografía jurídico pública en este campo. Los estudios de Derecho público
vizcaíno con los que inició su carrera investigadora tuvieron continuación en
numerosas publicaciones posteriores. Una de sus aportaciones más notables en
este ámbito ha sido la edición crítica del Fuero Viejo de Bizkaia (1452),
traducido al inglés por William A. Douglass y Linda White. Posteriormente, se ha
interesado por el rico legado del Derecho histórico navarro. El fruto de este
intenso trabajo de los últimos años ha madurado en dos extensos volúmenes
publicados junto con el profesor Roldán Jimeno, que recogen los textos
histórico-jurídicos del Reyno de Navarra desde el Medievo hasta la Edad
Moderna. Se trata de una obra que por su valor de compilación y análisis de las
instituciones públicas históricas carece de precedente en el resto de los
Reinos que integraron la Monarquía de España.
La síntesis de historia
institucional consagra al Dr. Monreal como el maestro y gran historiador de las
instituciones político-administrativas vascas, sobre las que no duda en reparar
y en poner de relieve, siempre que la ocasión lo permite, el alcance y la
originalidad del derecho histórico vasco. En este sentido, puede afirmarse que
Gregorio Monreal ha realizado una labor sin parangón en la recuperación de las
instituciones históricas vascas; labor que permite interpretar el estado y la
evolución de dichas instituciones en el presente.
Una de las preocupaciones más
sentidas del profesor Monreal ha sido y es la aproximación científica rigurosa
al pensamiento político tradicional. Desde el año 1980 en el que publica los
primeros estudios sobre el pensamiento vasco del siglo XVI, se ha centrado en
el estudio de la visión de la foralidad de insignes intelectuales como el
jesuita P. Manuel de Larramendi, Fidel de Sagarminaga, del riojano Juan Antonio
de Llorente, obra la de este último tanto ha condicionado la producción científica
y la acción política posterior en detrimento de la foralidad vasca. Más
recientemente ha dedicado su atención al estudio de la obra del gran vascólogo
franco-irlandés Antoine d´Abbadie. Resta por ver la luz una obra de síntesis
sobre sus principales hallazgos en torno al desarrollo y a los rasgos más
sobresalientes del pensamiento político histórico vasco de los últimos cuatro
siglos.
Los estudios sobre la crisis de
la foralidad, sus antecedentes y los derechos históricos vascos constituyen el
tercer gran bloque de estudio al que ha dedicado muchas páginas el historiador
navarro. El interés que despierta en su obra esta etapa histórica se explica
probablemente desde su propia experiencia política que le requirió comprender a
fondo el problema de los derechos históricos y su incidencia en la elaboración
de la Constitución de 1978 a
la que contribuyó como Senador por el Frente Autonómico, reforzando desde su
extraordinario bagaje intelectual el enfoque historicista que adoptó la
posición mayoritaria vasca en las Cortes constituyentes en relación a la
cuestión del pacto con la Corona y a la reivindicación de los derechos
históricos vascos. Cabe destacar en esta línea de estudio obras centrales
dedicadas a la libertad de comercio en Gipuzkoa y a la crisis de las
instituciones forales públicas vascas a partir de finales del siglo XVIII. En
relación a los derechos históricos vasco-navarros destacan por su importancia
las obras dedicadas al Concierto y Convenio económicos.
Otras cuestiones nucleares en su
bibliografía son el régimen histórico del euskara y la cultura vasca a las que
ha dedicado brillantes páginas de síntesis.
Cabe concluir sin miedo a
equivocarse que la guía que ha conducido la extensa obra del profesor Monreal,
la musa que ha inspirado sus largas horas de estudio, ha sido sin duda su amor
al País, a Vasconia, como el gusta llamarla. Amor a la cultura, a la lengua y a
las instituciones públicas vascas que en ningún momento le ha llevado a
visiones románticas o parciales de los hechos históricos o del valor de las
instituciones que analiza. La aportación científica rigurosa del profesor
Monreal a la historia institucional del País, como parte de su acervo cultural,
y que sirve de inspiración a la acción política contemporánea, lo sitúa en el
más alto lugar en el elenco de historiadores vascos. Su nombre se suma, así,
merecidamente a la lista de grandes juristas e historiadores merindanos como
son los Lacarra y los Irujo.
Goio Monreal es un ejemplo
espléndido de la clase de persona que admiro, un gran especialista, con una
amplia perspectiva y profundos conocimientos tanto en su campo como fuera de
él; un hombre entrenado en derecho y en historia pero cuya cabeza y corazón
disfruta con el triunfo de la racionalidad humana, con los valores de la ilustración,
con la historia en general y la de la ciencia moderna en particular, con la
belleza de la naturaleza. Una persona que representa lo mejor de nuestra
sociedad, abierto al mundo sin olvidar sus raíces. Hay muy pocas personas que
han sido referentes en mi vida. A las que acudo o he acudido buscando consejo,
ayuda, guía y consuelo en momentos difíciles. Goio Monreal es una de ellas.
Saber que me considera su amigo, me lo ha demostrado con hechos repetidamente,
me llena de agradecimiento, orgullo y alegría.
Pedro Miguel Etxenike
26 de marzo de 2013
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