Año 2007 URTEA Premio Manuel Irujo

miércoles, 2 de septiembre de 2020

2013 Lizarran 36an fusilatuei egindako omenaldia


Estella-Lizarra dignifica las víctimas del franquismo


En diciembre de 2006 el Ayuntamiento de Estella-Lizarra dio un importante paso institucional dignificando la memoria de los lizartarras asesinados en nuestra ciudad durante la guerra civil. En una placa que se entregó a los familiares en un acto celebrado en los Golem se leía este mensaje: “Supistéis defender con coraje y dignidad los valores democráticos, por ello os reconocemos con cariño vuestra contribución y vuestro sacrificio”. El Consistorio rompía un silencio de años, reconociendo que las personas asesinadas durante el franquismo murieron por defender unos valores democráticos. Se había dado el primer paso para devolver la dignidad a los muertos y a sus familiares que, durante largos años, sufrieron toda clase de vejaciones y humillaciones.



















Placa colocada en honor de los tres fusilados en el zaguán del ayuntamiento de Lizarra


Siete años después, el Ayuntamiento de Estella-Lizarra convoca a la ciudad del Ega a asistir al homenaje en honor de su alcalde Fortunato y de los funcionarios Clemente y Federico. La leyenda de la placa colocada en el zaguán del ayuntamiento, --“El Ayuntamiento y el pueblo de Estella-Lizarra en memoria y homenaje de quien fuera su alcalde Don Fortunato Agirre Lukin, del inspector jefe Don Clemente Ros Urroz y del aguacil municipal Don Federico Leza Suescun asesinados en 1936 por defender la democracia”—reconoce públicamente que la muerte de estos tres ciudadanos fue fruto de la violencia y por  tanto injusta
Es significativo que en las actas municipales apenas se recojan referencias a la situación convulsa que vivía la ciudad de Estella-Lizarra y  a las acciones militares que se estaban realizando en nuestra merindad  En el acta de una sesión se comenta que Fortunato no estaba presente por encontrarse en la cárcel.  Tampoco se menciona nada de las sacas, ni de los asesinatos sin juicio.  El silencio institucional y la falta de información iban a ser las armas más eficaces para que las personas asesinadas en los rastrojos, cunetas, simas y tapias de los cementerios se olvidasen en .fosas comunes. Mientras tanto, muchas familias vivieron con sufrimiento y desesperación la pérdida de sus seres queridos de los que no pudieron despedirse.



Hoy sin embargo los ciudadanos y ciudadanas de Estella-Lizarra, representados por nuestro Ayuntamiento, saludamos y nos reencontramos con Fortunato Agirre Clemente Ros y Federico Leza, tres personas honestas que fueron fusiladas por cumplir con su deber y por defender la democracia.
Estamos escribiendo en el libro de la democracia los últimos momentos de la vida de tres estelleses que sufrieron la violencia de una guerra inútil y que fueron enterrados en las fosas del olvido.

















 Aurresku de honor ante los familiares de los fusilados

Don Fortunato Agirre Lukin, alcalde de Estella-Lizarra, asesinado en 1936 en las tapias del cementerio de Tajonar. Un merindano nacido en Arellano, comprometido con el progreso de la ciudad, católico convencido y militante nacionalista. Detenido el 18 de julio y tras pasar por el cuartel militar, se decretó su ingreso en prisión en la cárcel de Estella. Aunque se realizaron gestiones para su liberación ante las autoridades militares y eclesiásticas, el 29 de Septiembre, festividad de San Miguel, fue sacado de la cárcel de Estella y asesinado frente a la tapia del cementerio de Tajonar.  Una frase pronunciada por una de sus verdugos en el  momento de la ejecución --“ A tí no te salva ni San Miguel”--  nos indica que sus asesinos conocían bien las convicciones religiosas de nuestro alcalde.



Mikele, Jose Miguel y Mirentxu descubriendo la plaka.


Fortunato Agirre pagó con su vida no solo el haber sido representante del nacionalismo, sino también haber sido el más ardiente defensor de la legalidad republicana, cuyas leyes intentó cumplir hasta el último momento, Tras su muerte, su esposa Edurne Aristizabal, sacó adelante a sus cinco hijos con dignidad, manteniendo viva en el hogar la memoria de un padre nacionalista que siempre estuvo presente en sus vidas.  En 1959, gracias al  testimonio de un joven pastor de Lizarra que reconoció el cuerrpo de su alcalde antes de ser enterrado, pudieron recuperar sus restos que fueron trasladados al cementerio de Lizarra.

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