Año 2007 URTEA Premio Manuel Irujo

domingo, 4 de octubre de 2020

2016 Arantza gabeko ipurtargi argitsua

Arantza e Iñaki en la entrega del premio

Cuando Koldo Viñuales, alma del premio Irujo, me pidió hiciera la glosa de la personalidad de Arantza Amezaga como Premio Irujo, comencé mi disertación con la imagen del cocuyo, manera como en Venezuela se les llama a las luciérnagas. Pequeños gusanos de luz que marcan el suelo del trópico de forma estrellada con su luz  de fuego. La noche fue la larga dictadura franquista y los trabajos de la intelectualidad vasca para romperla era tan constante como la de los cocuyos que la persecución de aquella dictadura feroz impedía iluminar toda la estancia. Y otra imagen que utilicé y que es muy coloquial en Venezuela de que hijo de gato, caza ratones. Me refería  al padre de Arantza, un intelectual que dio su mejor cosecha en el trópico llegando incluso a traducir a Shakespeare al euskera.

Arantza, hija del exilio, encontró el amor de su vida en Pello Irujo, otro hijo de exiliados en el Centro Vasco de Caracas que fue un horno del  vasquismo en aquel país de acogida desde 1939.Allí actuó, estudió y trabajó y allí entró en contacto con el mundo de los Irujos que la hicieron una de sus grandes divulgadoras.

A Arantza la conocí en Caracas y a su regreso a la patria de sus mayores  le pedí colaborar en el incipiente Euzkadi, revista hecha con pocos medios en aquellos años boreales donde no hay número que no tenga su presencia escrita en forma de entrevista, de artículo, de pequeña nota. Posteriormente su formación universitaria como Bibliotecónoma y su experiencia laboral me permitieron presentarla  como valor seguro  a la Mesa del Parlamento Vasco para que de la nada y sacando libros de cajas de cartón y siguiendo el rastro a todo lo que pudiera interesar fundó y formó la actual biblioteca de la institución legislativa de una Euzkadi a la que le falta Navarra.

Iñakik eta Arantzak ohorezko liburuan mezuak utzi zizkiguten

Su trabajo de escritora, articulista, divulgadora, pensadora y charlista hacen de ella toda una referencia en  el mundo de la cultura vasca  donde ha dejado huella con sus libros y sus reflexiones sobre lo hecho por su aita, por Don Manuel, por la radio clandestina que tuvimos en Venezuela y donde su esposo Pello era uno de los locutores y en la sucesión de sus hijos  que siguen la estela familiar. Nadie con más méritos para recibir el premio Manuel de Irujo  y nadie con más muescas en la culata para ser merecedora de total reconocimiento.

Iñaki entregando a Arantza la medalla de Irujo


Iñaki Anasagasti

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